El 11 de febrero tuvo lugar un encuentro titulado «Lo humano en tiempos de nihilismo. ¿Resistencia o reconocimiento?», organizado por Ediciones Encuentro, Fundación Conversación y Universitas. Los ponentes invitados fueron Costantino Esposito, autor de El nihilismo de nuestro tiempo: una crónica (Encuentro 2021) y Josep María Esquirol, autor de Humano, más humano. Una antropología de la herida infinita (Acantilado 2021), dos libros que a algunos de nosotros nos habían fascinado por su aproximación al mundo contemporáneo y a los desafíos de nuestro tiempo en clave de esperanza.

vídeo del encuentro

Ya en el título quisimos insinuarlo: ¿se trata de resistir y aguantar la tormenta, o más bien de reconocer una positividad irreductible que se nos presenta y regala cotidianamente? Quisimos abrir el apetito de otros profesores y, sobre todo, de nuestros alumnos poniendo a estos dos grandes filósofos en diálogo, en un coloquio que moderó Marcelo López Cambronero, el tercer filósofo del encuentro en el Colegio Mayor Roncalli, al que asistió un público numeroso. A pesar de no conocerse y de la diversidad de sus trayectorias, se hizo evidente la sintonía entre ambos a la hora de interpretar el nihilismo como algo, no a superar, sino a atravesar, no como una tumba, sino como una ocasión de redescubrir el rostro de ese yo que sigue palpitando en la literatura y en el cine, en la filosofía y en la música. Compartían también una mirada llena de ternura por ese ser infinitamente herido que es el individuo contemporáneo -«La herida infinita es como… un surco que genera lo humano y que pide cultivo (cura y cultura)», afirma Esquirol-, que no necesita huir, ni distraerse, ni censurar tal herida, sino aprender a ver en ella el lugar privilegiado del conocimiento de la realidad. Una realidad dolorosa y, a la vez, cargada de promesa, lacerada por la contradicción del mal y de la muerte, pero portadora de una positividad inexorable. Una realidad que acontece y nos invita a adentrarnos en ella sin miedo, algo que sólo se hace posible dentro de una amistad, como la de Frodo y Sam, o la del Quijote y Sancho Panza. «Para volver a apropiarme de mí mismo», sostiene Esposito, «necesito ser mirado por otro distinto de mí mismo, y afirmado, estimado porque existo y no por el poder que posea… Ese es el problema más acuciante del nihilismo actual: una falta de estima por uno mismo». No hay nada más apasionante que salir al encuentro de nuestros contemporáneos y compartir con ellos la gran aventura de la vida: el descubrimiento de su significado y de su belleza, una aventura profundamente comunitaria.